El ocio

El ocio es gran enemigo del hombre. Lo paraliza, o no hace nada ni por si mismo, ni por sus seres queridos. Es pecado.


El ocio es gran enemigo del hombre. Lo paraliza, o no hacen nada ni por si mismo, ni por sus seres queridos. Es pecado.

Trabajo-ocio

 Dicen: “Trabajo todo el día”, pero es moverse sin sentido, sin saber para qué, sin hacer de ello un apostolado. Es ocio. El ocio es un pecado muy frecuente.
 TRABAJAR no es moverse, sino hacer algo bueno, útil, ayudando al prójimo. Muchas esposas no hacen esto con su esposo. Trabajan por dinero, no por su esposo. Lavan, limpian, no lo hacen por amor a sus esposos ni a sus familias. Están siempre en movimiento, quejándose: esto es ocio.
 A otros no les gusta trabajar, y menos para el bien común. A muchos les gusta estar llenos de cosas. Tienen ambición, orgullo, no trabajan por el bien común: esto es ocio, no trabajar para que otros puedan crecer. No es sólo personal sino en sociedad.
 Muchas mujeres están solas sin hacer nada, ni por ellas, ni por el próximo: es ocio.
 Muchos están conectados con otra persona por curiosidad, no para ayudar. Es ocio. Pero cuando uno trabaja con cuidado en su comunidad, esto es mejor que hacer grandes cosas, porque ahí no hay curiosidad.

Moverse sin Dios

 Si bien es importante compartir con otros, muchas veces dejan solo a Dios. Dios también necesita del hombre. Tomar 15 minutos, media hora frente al Señor es importante. Compartir la oración, el sacramento del altar, el compartir.
 A algunos les cuesta afianzarse en la fe, en la religión. Son un poco halaganas para ir a las cosas espirituales. Son un poco vagas, como dicen acá. Aparte, están más en tecnología que en las cosas de Dios. Tecnología es instrumento de trabajo, pero muchas veces están más en eso que en ir a misa o en apostolados o visitar enfermos. Eso es ocio. Ocio espiritual, fiaca.

Tecnología-ocio

Si bien la tecnología es herramienta de trabajo para poder estar unidos, muchas veces es curiosidad y ocio y ambición, ya que por estar muchas veces y mucho tiempo sentado frente a la tecnología, se olvidan de las personas que los necesitan : los casados a sus hijos, los sacerdotes a los enfermos del cuerpo y del alma.
 Las tecnologías son útiles para el trabajo, pero si no ponen LIMITES, es miseria, es debilidad, es pecado; porque se destruyen y se aíslan de la comunidad, se aíslan de la familia.
 La tecnología puede transformarse en adicción, si no se aprende a dominar los impulsos. ¿Sos adicto a la Tecnología? Es un peligro. No es que hay que dejar de trabajar, sino evitar todo movimiento desordenado con la tecnología.
 El Señor quiere que la tecnología, Internet, teléfono, celular, todo esto esté controlado, así es ocasión de formación, ocasión de resistir la curiosidad, la gula, el ocio y así fortalecerse.
 Eso vale tanto por las madres de familia como para sus hijos: poca tecnología, y que se vuelquen más a trabajar: no a trabajar con esfuerzo sino a trabajar con el hermano, con el vecino.

«El tiempo que que vivimos no necesita jóvenes de sofá. Jesús nos invita a ponernos los zapatos y ser actores del futuro» (Discurso de Francisco en la vigilia JMJ de Cracovia).