Meditación de los misterios gloriosos

Los misterios gloriosos, centrados en la Resurrección, nos indican la gloria del cielo como nuestra meta y nos dan el sentido de la vida.


En el 1º misterio, contemplamos la Resurrección de Jesús y pedimos que fortalezca la fe de los bautizados

La Resurrección (Carl Heinrich Bloch)

En este misterio, contemplamos la resurrección de Jesús de entre los muertos.

Jesús resucitó realmente, Jesús no muere más, no se reencarna, está para siempre en el cielo con el Padre y todos los santos. Esto es el fundamento de nuestra fe. San Pablo dice: “Si Jesús no resucitó, nuestra fe no sirve de nada y somos los más desdichados de los hombres. Pero Jesús resucitó, para que resucitemos con él y participemos con él de la vida eterna” .

Pedimos que María aumente la fe de los cristianos en la resurrección, para que los padres hablen a sus hijos de la resurrección, de la vida eterna y de la felicidad de los que están en el cielo y que Dios abrasa con su amor infinito. Pedimos la gracia de poner a los chicos en contacto con Jesús viviente, para que no se dejen engañar por cualquier maestro que niegue que Jesús haya realmente resucitado.

En el 2º misterio, contemplamos la Ascensión de Jesús al cielo y pedimos que fortalezca nuestra esperanza de ir al cielo

Después de dar las últimas instrucciones a sus apóstoles, Jesús subió al cielo. Y el ángel dice: “Este Jesús volverá un día como lo viste irse” .

Gracias, Jesús, por haber subido al cielo en presencia de tus apóstoles. Danos un gran deseo y esperanza de ir al cielo también nosotros, para gozar de tu amor eterno con María y todos los santos. Ayúdanos, María, cuando estamos en la lucha y las dificultades, a levantar los ojos hacia Jesús y decirle: “Confío en vos, Jesús” .

Gracias Jesús porque prometiste que volverás un día a llevarnos contigo. Danos esperanza en tu retorno, y en tu reino de amor y de paz que vas a establecer.

En el 3º misterio, contemplamos el misterio de Pentecostés y pedimos el Espíritu de amor y celo apostólico

Pentecostés (Iglesia copta Santa Takla, Alejandria Egipto)

Gracias Jesús, por derramar al Espíritu Santo sobre los primeros cristianos, para que te anuncien al mundo entero con un corazón encendido de amor. Envía nuevamente el Espíritu Santo sobre este mundo, que su amor renueve la faz de la tierra y de cada corazón. Danos celo apostólico para anunciar el Evangelio a todos.

Derrama sobre nosotros los siete dones del Espíritu Santo, para que podamos crecer en santidad en medio de la vida cotidiana. Danos especialmente el don de entendimiento, para entender cual es la voluntad de Dios en cada circunstancia, y el don de fortaleza, para no caer en pecado, y si caemos, la fortaleza para levantarnos.

En el 4º misterio, contemplamos la Asunción de María al cielo, y pedimos la gracia de una santa muerte

La Asunción de María al cielo (Rubens)

Al final de su vida, la Virgen fue elevada al cielo en cuerpo y alma. Gracias Jesús, por preservar a tu Madre de la corrupción de la tumba. Por este misterio, danos la gracia de una santa muerte. Te pedimos María, que nos asistas en el momento de la muerte, así que a nuestros seres queridos, y a todos los que van a morir hoy y que más necesitan de la misericordia de Jesús.

A los que no pueden recibir los sacramentos por su situación, dales la gracia de poder recibirlos en el momento final de su vida y ser salvados.

En el 5º misterio contemplamos a María coronada como Reina del cielo y la tierra, y pedimos una confianza total en María

La Coronación de María (Quarton)

Tal como María, Madre de Jesús, participó de todo corazón al misterio de la Redención, sufriendo con Jesús al pie de la cruz, también ahora comparte la gloria de Jesús y su poder sobre el mundo entero, para rescatar a los hijos que Jesús le confió: “Aquí tienes a tu Madre” .

Pedimos que el Enemigo nunca pueda llevarnos a desesperarnos por nuestros pecados o nuestro pasado, sino que encontremos siempre en María un Refugio en cualquier situación. OH María, Refugio de los pecadores, ruega por nosotros

Danos Jesús, una confianza total en María, nuestra Madre.