¿Cual es tu pecado capital dominante?

Para ver la misericordia, hay que ver donde está el pecado y confesarlo. Muchas veces confesamos los pecados externos, no los que salen del corazón.
 Muchos solamente confiesan la carne, la lujuria, la impureza. Verdad que hay que purificar este pecado, pero hay otros, orgullo, vanidad, ambición, egoísmo…, y si se suman son mucho más importantes que la carne. Está la codicia, la curiosidad, la ambición de tener poder dentro de la comunidad…
 El pecado más grande lo esconden, porque no saben limpiar su corazón de sus sentimientos: celos, envidia, egoísmo, vanidad.
 No es que hay que decir cada pecado en detalle, pero decir: “Caí en lujuria, ira, ambición, orgullo, vanidad…”, esto es confesar pecados concretos.